Este artículo, pese a cubrir un periodo entero de la Historia Japonesa, es un artículo bastante breve, y lo es porque hablamos de un periodo –si es que se le puede llamar así– aún más breve, brevísimo, de apenas tres años. En el gráfico de la sección “Periodización” aparece como una fina línea separando los periodos Kamakura y Muromachi, y quizá se podría incluir en alguno de ellos, pero habitualmente se prefiere tratarlo como algo distinto a ambos, y por eso lo hacemos así aquí también. No debería leerse este artículo sin repasar antes la última sección del artículo acerca del periodo Kamakura, imprescindible para situarnos correctamente.
El emperador Go-Daigo
Obviamente, todos estos cambios no gustaron a los samuráis, casi del primero al último, y en el hecho de ponerse a toda la clase militar del país en contra tenemos la explicación a la corta duración de este periodo. Como no podía ser de otra forma, Takauji no tardó demasiado en rebelarse contra el nuevo gobierno imperial y, en 1335, se estableció –no por casualidad– en la ciudad de Kamakura, la que había sido capital del shōgunato, llevándose consigo a Moriyoshi y ejecutándolo poco después. El emperador nombró shōgun entonces a otro de sus hijos, el príncipe Nariyoshi (1326-1344). Meses más tarde, ya en 1336, Takauji se dirigió a Kioto para derrocar al emperador, pero el avance de su ejército se vio frenado por las tropas de los pocos líderes samuráis que permanecían fieles a Go-Daigo, impidiéndole entrar en la capital y obligándole a desviarse hasta llegar a Kyushu. Pero allí también había numerosos clanes samuráis descontentos con el nuevo gobierno, por lo que decidieron unirse a la rebelión de Takauji, tal y como hicieron a partir de entonces todos los clanes de los lugares por los que iba pasando de camino, nuevamente, a Kioto.
Así, en su segundo intento, el volumen de su ejército era mucho mayor y consiguió conquistar la capital, venciendo incluso al que había sido su aliado años atrás para acabar con el shōgunato Kamakura, el general samurái Kusunoki Masashige (1294-1336). La lealtad al emperador Go-Daigo –aceptando sin objeciones una estrategia de batalla que creía equivocada y completamente suicida– le valdría a Masashige un gran reconocimiento siglos después, ya en el periodo Meiji (1868-1912) y más aún con el auge del militarismo japonés de la década de 1930 y la entrada en la Segunda Guerra Mundial, poniéndolo como ejemplo de fidelidad al emperador y sirviendo de inspiración para los jóvenes soldados japoneses y en especial para los pilotos kamizake.
Habiendo conquistado Kioto, Takauji obligó a Go-Daigo a entregarle los Tesoros Imperiales que le legitimaban como emperador, y los entregó al príncipe Yutahito (1322-1380), convirtiéndose así en el emperador Kōmyō. Este nuevo emperador era hijo de Go-Fushimi (1298-1301), por lo que pertenece a la línea sucesoria Daikakuji –que vimos al hablar del periodo Kamakura–, distinta de la de Go-Daigo. Éste huyó poco después de la capital refugiándose en Yoshino, cerca de Nara, y una vez allí afirmó que seguía teniendo los Tesoros Imperiales porque lo que había entregado a Takauji no eran más que réplicas y que por tanto él seguía siendo el emperador –pero de esto hablamos en otro artículo.
Takauji sería entonces debidamente recompensado por el nuevo emperador –el de Kioto– y, esta vez sí, nombrado shōgun en 1338. Y con él empieza el segundo shōgunato de la historia, el shōgunato Ashikaga, inaugurando así el siguiente periodo histórico, el Muromachi (1336-1573), al que dedicaremos –y ya hemos dedicado, de hecho– numerosos artículos, puesto que es, sin duda, el más complicado, caótico, turbulento e intrincado –y, para mí, interesante– de la Historia Japonesa.
Ashikaga Takauji
Bibliografía
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- Farris, William W. Japan to 1600. A Social and Economic History. Honolulu: University of Hawaii Press, 2009.
- Goble, Andrew Edmund. «Medieval Japan». En A Companion to Japanese History, editado por William M. Tsutsui, 47-66. Malden (Estados Unidos): Blackwell Publishing, 2007.
- Hall, John Whitney. «The Muromachi bakufu». En The Cambridge history of Japan, vol. 3, medieval Japan, editado por Kozo Yamamura, 175-230. Cambridge (Reino Unido): Cambridge University Press, 1990.
- Henshall, Kenneth G. A History of Japan: from Stone Age to Superpower. Nueva York: Palgrave Macmillan, 1999.
- Imatani, Akira. «Muromachi local government: shugo and kokujin». En The Cambridge history of Japan, vol. 3, medieval Japan, editado por Kozo Yamamura, 231-259. Cambridge (Reino Unido): Cambridge University Press, 1990.
- Murdoch, James. A History of Japan I. From the origins to the arrival of the Portuguese in 1542 A.D. Londres: Kegan Paul, Trench, Trubner & Co., 1925.
- Sansom, George. A History of Japan, 1334-1615. Stanford: Stanford University Press, 1961.
- Turnbull, Stephen. Samurai Warfare. Londres: Cassell & Co., 1996.
- ———. The Samurai Sourcebook. Londres: Cassell & Co., 1998.
López-Vera, Jonathan. “La Restauración Kenmu (1333-1336)” en HistoriaJaponesa.com, 2015.
Muy buen articulo, te has planteado realizar un articulo sobre el comercio con japon de el reino de castilla durante el siglo de oro, tengo entendido que en sevilla durante unos pocos años hubo embajada japonesa y seria interesante desarrollar ese tema.
Me compre el libro de junqueras, realmente es una gran recomendacion, para ahondar de una forma general en la historia de japon, gran recomendacion
Hola, Gonzalo, gracias por el mensaje. Pues la verdad es que el tema del contacto Europa-Japón en los siglos XVI y XVII es precisamente mi tema de investigación desde hace unos años, en el que se engloba mi actual Tesis Doctoral y se englobaron tanto la Tesina de Máster como el Trabajo de Fin de Grado, así que en la web este tema está muy presente, echa un vistazo a los títulos de los artículos en la columna de la derecha. Por ejemplo, lo que comentas de la embajada en Sevilla, lo tienes aquí:
http://www.historiajaponesa.com/2011/07/samurais-catolicos-en-la-sevilla-del_01.html
Un saludo!
Disculpa, Jonathan, me gustaría comentarte algo: en una entrada anterior hiciste el siguiente comentario
"sin duda me alegro mucho por Japón de que decidiesen expulsar a castellanos, portugueses y demás, y prohibieran su religión en el país. De no haber sido así, se habrían convertido en algo parecido a Filipinas."
¿? No entiendo cómo alguien que se precia de historiador puede acabar metiéndose en estos lodos. Sinceramente, creo que vuestra japanofilia de mangakas es bochornosa. Tanto como esa chica que te comentó que era "fan" de Nobunaga… hay que tocarse los huevos, con todo el respeto te lo digo. Y desde mi admiración por tus fantásticos artículos, que eres un crack. Pero por favor, un poquito de seriedad. No nos pongamos histéricas.
Sigo sin ver algo que parece que todos véis con respecto a la historia de Japón, que para mí no deja de ser un país más dentro de la órbita de influencia cultural China, auténtico origen de la mayor parte de las manifestaciones culturales japonesas. Sin contar el animismo japonés o sintoísmo. ¿Si hubiesen sido conquistados por los occidentales hubiese pasado algo diferente a cuando con anterioridad se mezclaron con otros pueblos? El budismo es una religión india, no es japonesa. Llega a Japón, mueve los hilos necesarios para auparse socialmente y consigue tener su influencia político-social. COMO TODAS las religiones hacen. Y no pasa nada, porque sigue siendo Historia. Si Japón hubiese sido conquistada por España, nadie sabe lo que hubiese podido pasar. ¿Por qué estás tan seguro de que hubiese acabado como Filipinas? ¿Qué es eso tan horroroso que hubiese podido pasar, que no hubiesen publicado nunca Bola de Dragón? Hay que ser un poco más serio, Jonathan. Y no dejarse llevar en estos temas por subjetividades ni opiniones fundamentadas en gustos personales. Estoy un poquito harto del desprecio con el que constantemente los japanófilos tratáis estos asuntos. Perdona que te diga.
¿Te hubieses alegrado si hubiesen prohibido el budismo zen? ¿Por qué no? ¿Porque tus prejuicios han creado en tu mente una imagen idealizada que te agrada sobre qué es Japón y qué no lo es? ¿Te imaginas que hubiesen expulsado a los parásitos zen, históricamente dedicados a vivir del campesinado japonés?
Lo siento, pero me ha parecido un comentario muy ofensivo por tu parte.
Un abrazo, Gustavo.
Hola, Gustavo. Antes que nada, muchas gracias por tu mensaje.
Sí, recuerdo ese comentario a propósito del tema de los mártires de Nagasaki, y eso es lo que opino al respecto. Como dije en ese mismo comentario, “hay opiniones para todos los gustos, y cuando además hay temas de fe implicados, a mucha gente le cuesta ser objetiva”, también dije, antes de empezar a explicarme, “desde mi punto de vista”. Con ello quiero aclarar que eso es únicamente mi opinión personal, que no incluiría, como no hago, en un artículo de la web, o de alguna revista, libro o cualquier otro texto académico. Pero, si se trata de una conversación como en los comentarios de mi propia web o si surge en una charla distendida, la puedo dar, igual que puede darla cualquiera. Y no es que sea necesario para dar una opinión –son todas válidas como opiniones que son– pero la mía surge tras años de trabajo sobre el tema, leyendo tanto miles de páginas de libros serios acerca de este momento de la historia como muchos documentos originales escritos por los implicados directos.
Me sorprende mucho cuando dices “creo que vuestra japanofilia de mangakas es bochornosa”. Primero debo aclararte que esta web la hace una persona, no varias, así que el plural no es necesario. Segundo, te informo de que “mangaka” es como se dice en japonés a aquel que dibuja manga, no a los que lo leen o son aficionados. Tercero, no sé de donde sacas que yo sea aficionado al manga, porque no lo soy ni lo he sido nunca, a lo largo de mi vida he leído algunos, como parte de la cultura japonesa que son, pero también he participado un par de veces en ceremonias del té y no por ello soy aficionado. Cuarto, y si fuese aficionado al manga, qué? Quinto, lo mío no es “japanofilia”, yo me dedico profesionalmente al estudio y la divulgación de la historia premoderna japonesa, tengo la suerte de poder vivir de ello, no es una afición. Sexto, si fuese sólo una afición, como lo fue durante años, qué? Séptimo, qué es lo que te parece tan “bochornoso”.
Parece que te indigna que una chica diga ser fan de Nobunaga. No acabo de entender el motivo. Oda Nobunaga es una figura histórica de gran importancia, no veo porqué no debería ser motivo de admiración por parte de alguien. Quizá la palabra más adecuada no sería “fan”, de acuerdo, se podría decir mejor que uno admira mucho a Nobunaga o que le interesa mucho, quizá, pero es sólo una forma de decirlo, ya nos entendemos… de nuevo, se trata de una conversación en unos comentarios de una web, nada demasiado formal, vaya.
Me pides “un poquito de seriedad”, y te digo que no podría tomarme más seriamente esta web, es un proyecto al que le he dedicado mucho tiempo –últimamente no tanto como me gustaría– y que me ha reportado grandes satisfacciones y muchos proyectos que han salido gracias al trabajo que he hecho aquí. De nuevo, si encuentras falta de seriedad en los artículos, me encantaría que me informases de en qué puntos. En los artículos, repito.
De acuerdo en lo que dices de la órbita de influencia cultural china, nunca he negado esa obviedad. Después dices “¿Si hubiesen sido conquistados por los occidentales hubiese pasado algo diferente a cuando con anterioridad se mezclaron con otros pueblos?”. Pues sí, claro que habría pasado algo diferente, puesto que Japón nunca ha sido conquistado por otro pueblo, si hubiesen sido conquistados por los occidentales habría pasado algo diferente, eso mismo. No sé dónde quiere ir a parar ese argumento que nace de una perogrullada tal. El Budismo es indio, sí, no japonés, claro. Si sabes cómo penetró el Budismo en Japón –quién lo introdujo, cómo se introdujo, el tiempo que llevó su introducción, etc.–, verás que no tiene nada que ver con la forma en que se intentó introducir el Cristianismo. Un agente externo intentó implantar el Cristianismo en Japón en unas pocas décadas, primero con el intento de adaptarlo a las formas japonesas por parte de los jesuitas, y después al pie de la letra por parte de los mismos que lo habían impuesto a sangre y fuego en América, las órdenes mendicantes castellanas. De hecho, el intento de adaptación jesuítico fue vetado tajantemente por el Vaticano con toda la polémica de los ritos a propósito de la misión de Matteo Ricci en China.
Japón no podía ser conquistado por España porque entonces España como tal no existía. Supongo que te refieres a Castilla. Y entonces estamos en las mismas, Castilla no tenía recursos económicos para conquistar Japón. Si lees documentos del gobierno castellano de Manila de la época –el Archivo General de Indias de Sevilla los tiene digitalizados y abiertos al público– verás que una y otra vez los gobernadores piden a Castilla que les envíe dinero para reforzar las defensas de la ciudad y soldados para esto mismo, sobre todo porque están completamente asustados por la posibilidad de que Japón los invada a ellos. Y, una y otra vez, Castilla no puede responder a sus peticiones porque, literalmente, no tiene un duro. De haberlo hecho, de haber invadido Japón, y aunque es inútil jugar a imaginar realidades paralelas, yo creo que habría acabado convertida en algo parecido a Filipinas. Yo lo creo después de dedicarle años de estudio. Tú crees que no, en base a qué?
La referencia chistosa a lo de Bola de Dragón, pues de nuevo está fuera de lugar, no sé de dónde sacas que yo sea aficionado al manga. Es quizá porque he hecho alguna conferencia en salones del manga? Yo hago conferencias allí donde me inviten siempre y cuando no se entrometan en lo que voy a exponer. Si mañana me invitan a dar una charla en la FAES, me pagan los gastos de transporte a Madrid y no me vetan el discurso, voy y la hago. Te repito que me dedico a esto, es mi trabajo.
Luego dices “estoy un poquito harto del desprecio con el que constantemente los japanófilos tratáis estos asuntos”. Pues muy bien, yo también estoy harto de muchas cosas, qué quieres que te diga.
Quieres saber si me hubiese alegrado de la prohibición del Budismo zen. No debes tener mucha idea acerca del tema, o sabrías que Nobunaga arrasó el templo Enryaku-ji y el resto del monte Hiei, no dejando vivo a nadie absolutamente que estuviese por allí, masacró a miles de personas. Y esto es porque los monasterios budistas, algunos de ellos zen, eran muy poderosos y se entrometían en asuntos políticos. Exactamente el mismo motivo por el que poco después Hideyoshi prohibió el Cristianismo.
Echarme en cara ciertos prejuicios me parece que también está fuera de lugar, me conoces acaso como para creer que los tengo? Sabes si tengo o no una imagen idealizada de Japón? Te crees que hablas con un chaval de 14 años al que le gusta Japón porque ha leído dos tebeos? Tengo 38 años y llevo los últimos 25 interesado por la historia y la cultura de ese país, estudiando mucho por mi cuenta, el idioma tanto aquí como marchándome unos meses a vivir a Tokio, y después haciendo una carrera, un máster y un doctorado sobre ello. La imagen idealizada que podía tener hace más de veinte años hace tiempo que se desvaneció y creo que tengo una imagen bastante realista –si es que esto es posible de alguna forma– acerca de lo que es la historia y la sociedad japonesa.
Te ha parecido un comentario muy ofensivo por mi parte, dices. Venga, ya que tú crees saber cómo soy sin conocerme, yo voy a atreverme a creer que mi comentario te ha ofendido porque, como decía el Quijote, “con la iglesia hemos topado”, no? Pues me parece estupendo si ese comentario te ha ofendido, la verdad, si algún día digo algo que no ofenda a nadie más vale que no vuelva a decir nada nunca, porque si no ofendes al decir algo debe ser que no has dicho demasiado.
Un saludo.